jueves, 7 de junio de 2012

El auto prestado

¿Quién no ha sentido alguna vez miedo en su vida?
Estaba ahí sentado mirando como las gotas chocaban con el parabrisas  y rompían el silencio de aquella taciturna noche en la carretera, esperaba con las intermitentes encendidas  orillado a un costado del camino, sus ideas todavía estaban disparadas, no sentía sus dedos y su cara estaba aun pálida, las piernas un poco entumecidas y sus ojos muy abiertos como queriendo reconocer el terreno que lo rodeaba, que peligroso era manejar enojado sin rumbo fijo hacia la nada, querer perderse en la neblina y acelerar sin precaución sintiendo a mil esa adrenalina; ¿qué era lo que sentía? o más bien en qué demonios estaba pensando cuando salió  de esa casa lleno de rabia y tristeza y se dispuso a manejar aquel carro prestado y llevarlo hasta donde alcanzara la gasolina , el clima tempestuoso se hizo un fiel acompañante de drama pues la lluvia comenzó en el justo momento que dio vuelta a la esquina y él comenzó a llorar por lo sucedido.
¿Por qué a mí? Si he cambiado, si soy mejor, si he puesto empeño en lo que ella me ha pedido, ¿por qué decide terminar lo nuestro sin previo aviso?, ¿por qué? Dios, ¿ acaso no es ella la mujer de mi vida? Pero si no es ella ¿por qué carajos duele tanto, por qué mis ganas de cambiar tanto solo para complacerle? He dejado casi todo, mis amigas ya no me llaman, ya no salimos, mi familia me reprocha que ya no paso tiempo a su lado y que en las reuniones familiares siempre ha de estar ella a mi lado y si no brilla mi ausencia en lo cumpleaños, mi trabajo a veces lo he botado por llegar a recogerla, he descuidado la escuela por pasar más tiempo a su lado, ¿qué es lo que está mal? ¿Por qué no puede darse cuenta de que vivo para ella?, soy solo de ella, respiro porque ella está a mi lado.
Y con el sentimiento a flor de piel y las lágrimas nublando su vista se percata de que no sabe en donde esta y eso le causa temor pero también alivio, se ha alejado de todo, desea llegar a un lugar nuevo donde nadie sepa que lo han dejado y quizás ahí pueda comenzar una nueva vida, sin dinero, sin refugio, con un carro prestado que ya no regresará, pero libre, libre de creer, libre de confiar, libre para volver a empezar, quizás su gente piensen que lo han secuestrado o ha muerto  y le lloren un par de meses inclusive  lo extrañaran eternamente y también tengan que comprar un auto nuevo , posiblemente la familia y amigos sufran un poco indagando que es lo que le sucedió  pero qué más da si lo único que quiere es olvidar y estar solo, lejos de todo, finalmente se ha dado cuenta de que es reemplazable.
Pero, ¿por qué he de empezar de nuevo si ya tengo una vida encaminada? ¿Por qué tengo que ser yo el que se vaya? ¿Por qué ella no agarra sus cosas y simplemente se larga? ¿Por qué yo soy quien tiene que volver a empezar? ¿Que acaso no he sacrificado ya mucho como para ahora empezar de cero?
¡No, me niego! La vida tiene que ser justa conmigo porque me lo merezco, ¿que no se supone que venimos al mundo a ser felices? ¿Por qué no puedo ser entonces yo feliz con la persona que yo deseo en el lugar que yo quiero y en este preciso momento?


Es entonces cuando  acelera sin pensarlo y su respiración se agita tanto que está a punto del colapso, frente a él  se abre el camino, un retorno a la ciudad, un sendero a algún sitio o el acotamiento que sirve para detenerse cuando hay algún problema con el auto, cuando se ha quedado sin frenos, cuando hay que descansar un poco o en este caso detenerse por un momento a decidir.
Siempre tenemos la opción de no avanzar y quedarnos ahí hasta que algo nuevo suceda, dejando pasar el tiempo, pasar personas, pasar oportunidades, pero ahí estamos a salvo, solos pero a salvo, o podemos tomar esa pequeña brecha que nos conduce a un lugar nuevo, con gente nueva y experiencias nuevas que quizás fracasen o quizás nos llenen de satisfacciones, sin la familia y viejos  amigos para compartir pero con la esperanza de una vida totalmente nueva, sin embargo también tenemos la oportunidad de retomar nuestro camino, ese que ya estábamos forjando y que ya conocemos, enfrentar nuestros problemas dándoles solución, cortar con lo que nos quita el equilibrio y abrir las puertas a nuevas oportunidades y vivencias, puede que tengamos nuevamente malas experiencias pero el terreno ya está medido y sabemos cómo solucionar esas dificultades que nos aquejarán toda la vida sabiendo que a nuestro lado están las personas que más nos aman.
Justamente eso era lo que él pensaba después de tener que enfrenar para evitar el choque que pudo haber terminado con su vida y con todos sus sueños y también con todos sus problemas.
Dios, ¿que estoy haciendo? ¿Para dónde voy? Morir no es una opción, escapar es de cobardes y luchar por lo perdido es perder el tiempo, tengo miedo de  las cosas que habré de sacrificar, tengo nervios por los cambios en mi vida, me confunde la idea de saber que tengo que cerrar ese capítulo en mi historia y comenzar a escribir uno nuevo lleno de incertidumbre; no comprendo por qué me deje a mí mismo y empecé a vivir solo por alguien más, ¿mis sueños en dónde quedaron? ¿Por qué me abandoné? Como pretendí que las cosas no cambiarían si deje de ser yo y me instalé en el papel de “mientras tu estés bien yo me aguanto, ya después veré por mí y mis necesidades, crece tú y ya después cuando tú estés realizada yo comenzare a crecer para ser felices juntos”, en que momento olvide que las parejas deben de crecer unidos, superarse a la par , ir de la mano luchando  y madurando como seres individuales y como pareja, era lógico que algo más la deslumbrara si mi brillo se quedó inerte a punto de apagarse, ya ni siquiera teníamos un tema de conversación interesante pues ella estaba más instruida que yo. Que tonto fui y que suerte tengo de estar vivo y poder empezar  a reconstruirme y renovar mi vida, si mi destino es a su lado bienvenida sea, pero si es lejos de ella pues que el amor y la vida nos permitan ser felices separados.
Aguardo a que la lluvia parara y encendió el auto, viro a la izquierda y emprendió el camino de vuelta a su realidad, ya con las ideas en orden y el corazón más tranquilo, sonrió al mirarse en el retrovisor viendo  como iba dejando tras de sí su pasado, ilusionado con la nueva etapa que estaba por vivir mientras manejaba de regreso a aquel auto prestado.

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